Cuidado con los vende humo de las redes
Las redes son una fuente enorme de información donde se puede encontrar de todo. Información útil para el emprendedor y también mucha basura. La libertad y la facilidad para que cualquiera con un celular publique un post o un video promoviendo cualquier idea es algo maravilloso, pero con muchos riesgos.
En lo personal no estoy a favor de regular ni de prohibir nada. Si creo que es fundamental aprender a movernos en la red igual que aprendemos a movernos en la calle donde también convive de todo, desde la academia hasta los peores tugurios. La red funciona igual, pero por algún motivo que desconozco se hace más difícil diferenciar al sabio de un gran profesor como dice el tango. “vivimos en un mismo lodo todos revolcaos”. Esto pasó en el 510 y en el 2000 también.
En los últimos años las redes sociales parecen ser el lugar preferido de gente que muchas veces tiene la clara voluntad de estafar y otras “gurúes” que sinceramente creen saber del tema, pero en realidad tocan de oído.
Ahora la cuestión es cómo identifico a estos vende humos que son una plaga en la red y cómo los diferencio de quienes realmente me pueden aportar valor. Aquí te dejo algunas red flags o alertas para que estés atento y no te vendan un buzón.
• Prometen resultados. Es típico escuchar o leer que ofrecen multiplicar tu facturación o ventas por o dos o por 10 o por lo que sea. Esto es imposible de asegurar, no importa el método ni de quién sea el que te lo ofrezca, se puede hacer todo bien y aun así no tener las cifras esperadas, no existe forma de garantizar un resultado, ni siquiera las grandes empresas manejadas por super expertos lo pueden hacer. Es como que un personal trainer o un médico te aseguren que vas a perder 20 kilos en 2 meses sin haberte visto, haberte hecho análisis. En materia financiera directamente está prohibido por el Banco Central ofrecer rendimientos de x porcentaje, nadie serio puede asegurar un rendimiento.
• Dicen tener una estrategia infalible para aumentar tus ventas. De nuevo, no existe ninguna estrategia infalible, las grandes empresas también fallan. Menos aún existen estrategias únicas que sirvan para cualquier negocio. Toda solución tiene que ser a medida analizando la situación particular de cada negocio.
• Ofrecen una solución única. Es muy común en estos pseudo gurúes saber un poco de un solo tema. Te hablan solo de hacer branding, o embudos de venta o liderazgo o lo que sea. Aquí también el tema es más complejo y todo es un proceso integral que no puede ofrecerte resultados con un sólo tema.
• Los que se enfocan en la mentalidad y el liderazgo. Todo bien con eso, pero es insuficiente. Yo por mucha capacidad de liderazgo que desarrolle jamás voy a poder dirigir con éxito un equipo de fútbol, para eso hay que tener, además, muchos conocimientos técnicos específicos. La mentalidad es otro verso, existen tantas mentalidades como emprendedores, conozco la biografía de muchos de ellos, de los más exitosos y hay de todo, ninguna mentalidad en particular es necesaria para emprender y menos para tener éxito.
• Se enfocan en los hábitos. Otra falacia, los emprendedores exitosos tienen hábitos muy distintos, no hay nada que vincule tus hábitos a tener logros en materia profesional.
• Hablan todo el tiempo de éxito y se muestran “exitosos”. No conozco un solo autor serio y reconocido en el mundo de las empresas y universidades que hablen de éxito y menos en términos de bienes de lujo. No pasa por ahí definitivamente.
• Lo más importante de todo. Te recomienda autores como Kiyosaki, Napoleon Hill, Jurgen Klarich, Carlos “Master” Muñoz, entre otros. En este caso huye despavorido de ahí, es un chanta confirmado!!
El éxito en el emprendimiento depende de muchos factores que se combinan, y existen millones de manera de combinarlos. La mejor manera de no fracasar es entender qué estás haciendo, estudiar de estos temas con gente seria y aun así no es una garantía absoluta de que las cosas van a salir como queremos, la mentalidad que si funciona es la que te hace seguir insistiendo con más ganas cuando las cosas salen mal, pero en el siguiente intento habiendo tomado nota de los errores cometidos para corregir el rumbo.